Beatriz Estrada es una talentosa
poeta mexicana, quien recientemente cumplió con el anhelo que tenía de visitar
la región de los Cárpatos.
A partir de su amena escritura —la
cual va de lo coloquial a lo poético—, Beatriz comparte con sus lectores tanto
los detalles cotidianos del viaje como verdaderas reflexiones vitales.
Los breves, pero profundos
comentarios que se ofrecen a continuación, así como las fotografías, fueron
publicados —vía teléfono celular (móvil, como se le denomina en otros países)— en
su página de Facebook durante el viaje que realizó por Rumania —y
parte de Serbia—, donde acudió a una boda para ser Dama de Honor.
A manera de introducción, mediante
dos textos se explicita el amor de la autora por la cultura rumana.
El primero de estos textos
puede consultarse también en la revista Cuadrivio: http://cuadrivio.net/2012/04/postales-de-moldavia/
Postales
de Moldavia
Para mi abuelo
Así como yo nunca he entendido
nada de mecánica
mi abuelo tampoco entiende mi
poesía y mi pasión por el rumano;
supongo que por eso buscó
Moldavia en un atlas
para ubicar dónde se publica
desde 1932 la revista Viaţa Basarabiei.
«Moldavia se hizo estado
independiente en 1991
con la desintegración de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas,
y todavía era parte de Rumania
en la Segunda Guerra Mundial,
cuando tu abuela trabajaba en
una fábrica de cerillos
en la colonia Obrera», me dice
con tono de historiador.
Mi abuelo nunca ha entendido
mis poemas
ni yo el ruido de sus motores.
¿Cómo iba pensar en Moldavia,
si nació en una ranchería en Coroneo, Guanajuato?
Algo pasó en Coroneo que se
extraviaron todas las actas
del Registro Civil. Dicen que
mi bisabuela se llamaba Cresenciana
pero mi Anita se llamaba Ana y
los sábados en la tarde
me gustaba escucharla decir que
la detuvieron
por llevar parque en los años
de la Revolución.
Mi abuelo lleva dos horas
sumando y restando números en una servilleta,
luego saldrá por el pan y
calentará agua para su canario.
El pueblo de donde viene no
aparece ni en Google Maps.
Ahora abre el almanaque en la
página 40
y la sostiene con su servilleta
matemáticamente entintada,
sólo para decirme: «¡Qué bonito
todo lo que escribes, chula,
hay un pueblo cerca de Chişinău
que me recuerda tanto a Coroneo!»
¿Por
qué Rumania?
Me gustaría pensar que mi amor
por esas tierras míticas tiene que ver con la herencia de mis abuelos, mi
lengua materna, o porque fui rescatada del Danubio, como Moisés alguna vez de
las aguas del Nilo, y me cultivaron en otra tierra.
Tal vez fue Montana, la mamá de
una amiga de mi madre con quien muchos años coincidí en el Club España, que todos
los días se quejaba amargamente de nuestro país en los baños de mujeres, quien
despertó en mí la curiosidad sobre su origen. Quizás del lugar de donde ella venía
descansaba un cosmos resuelto, a pesar de haber huido de ahí después de la Segunda Guerra Mundial.
Mi madre tiene un extraño
talento para ficcionar, o quizás yo tengo el talento de ficcionar todas sus
historias. Recuerdo que alguna vez me contó que cuando Montana salió de Rumania
decidió no volver a hablar en su idioma. Mi mente de niña —y ahora como adulto—
no concebía una renuncia de tal envergadura. Muchos años después viviendo en
México, perdió el conocimiento y comenzó a delirar en el idioma de su infancia.
Sus hijos tuvieron que hospitalizarla y contratar una intérprete para descifrar
sus sueños. Era su pálido cuerpo y sus tetas arrugadas lo que me conmovían,
pues parecía un girasol solitario, confundido entre tantos cuerpos apiñonados,
en especial el de mi madre.
Recuerdo una fotografía en un
Atlas que me compró mi padre. Todos los domingos
nos compraba religiosamente a mi hermana y a mí, enciclopedias. Fue esa imagen,
la que atesoro en lo más celoso de mi memoria, la que me permitió cumplir el
anhelo de conocer a esas mujeres sentadas frente a un campo verdísimo,
esperando el día con sus pañoletas firmemente amarradas a sus cabezas. Desde
entonces algo entró a mi corazón y lo hizo latir en rumano.
10 de agosto de 2012.
Pues ya mero me voy, ruta Cd.
de México-Londres-Bucarest pero para variar con mi carga karmática, el vuelo va
retrasado 3 horas, está en peligro mi conexión y parte del méndigo itinerario
que me tardé semanas en armar. Ahí les piden a sus santitos para que todo salga
bien y no arme un show de aquellos en
el aeropuerto. ¡Ahí se ven!
11 de agosto de 2012.
A ver goeis, ya estoy en București
y pasa de media noche. Mi reporte: el vuelo se atrasó 4 horas, casi pierdo la
conexión, me aventé en el Heathrow una carrera de 60 min en 25 (muchos pensaron
que no lo lograría pero pasó un milagro como el de la selección¹); no llegó mi
maleta, unos gitanos y yo nos aliamos para mentarle la madre a la aerolínea,
casi me deja el transporte porque en el pleito me aventé una hora, no pifa² una
de mis tarjetas, no entiendo todo lo que dice la gente y acabo de regresar de
una caminata sola en el centro de Bucarest para comprarme productos básicos de
higiene, aun así no podría estar más feliz de estar en Rumania al fin!
¹ La autora alude a la medalla
de oro conseguida por la selección mexicana de fútbol en los Juegos Olímpicos
de Londres 2012.
² Pifar. Funcionar.
13 de agosto de 2012.
Qué curioso es este país, uno
tiene que adivinar en qué parada de tren bajarse, Brașov tiene un problema de
delincuencia organizada pero de osos que bajan de la montaña y mi rumano es
totalmente inservible; cada vez que alguien me pregunta algo que no entiendo
sólo pienso en “por qué son tus ojos verdes el color de los motivos wagnerianos
y tu cabello negro el error de las vírgenes inmaculadas” honestamente repasaré
mi vocabulario con cosas mundanas como “cuánto cuesta esto”, “me pasa un
tenedor”, “esto es demasiado caro”. Les seguiré reportando. ;)
14 de agosto de 2012.
Mi rumano ha ido mejorando con
los días, lo sé porque hoy me agarré del chongo³ con la vieja de la taquilla
del tren; amo que en estas ciudades medievales haya WiFi en casi todos los cafés, que la gente sea dueña del espacio
público y se reúna para despedir el día en los parques y las plazas; he bajado
como 2 kilos, mi maleta ya casi llega a Drobeta Turnu Severin, hoy viajo toda
la noche en un tren por Transilvania y yo estoy disfrutando como nunca este
viaje. Mañana a Timișoara donde empezó la Revolución rumana, sunt foarte fericita! [Rum. ¡Estoy muy feliz!]
³ Agarrarse del chongo. Locución empleada en México que significa:
discutir, pelear.
15 de agosto de 2012.
Por fin, mi maleta ya llegó a
la sede oficial de la boda, ya no tendré que seguir de andrajosa, ¡felicidad
total!
16 de agosto de 2012.
Hoy di vueltas en círculo para
encontrar el museo de la Revolución en Timișoara. No tuve problemas par pedir instrucciones
en rumano, llegué a un mercado y hablé con el señor de las flores, luego una
anciana me regaló fruta y un gitano me encaminó. Yo tenía un mapa, pero por
alguna extraña razón siempre me ha costado trabajo ubicarme en el espacio y el
tiempo. Al parecer, todavía no hay mapas que nos hagan llegar a la revolución.
17 de agosto de 2012.
¡Por fin estoy en Drobeta Turnu
Severin, ya lista para la boda mañana!
19 de agosto de 2012.
El otro día me preguntó un
señor en el tren qué era lo que más me gustaba de Rumania. Le contesté. Nunca
había estado tan segura de algo en mi vida: es la forma en la que aquí vuelan
los pájaros, el sabor de las ciruelas y la forma en la que las ancianas esperan
a que llegue el tren.
21 de agosto de 2012.
Ayer fuimos a Serbia y
visitamos algunos amigos de Norica. En la frontera la mayoría de los serbios
habla rumano. Fueron grandes anfitriones, nos llevaron a un pueblo cercano
donde probamos la mejor comida de nuestras vidas y el dueño del restaurante nos
puso un son jarocho. Por la noche caminamos por el Danubio y nos detuvimos en
la casa que alguna vez fuera de Tito. Nuestro anfitrión es policía en una
comunidad de 10 mil personas. Me preguntó qué sabía de Yugoslavia y a
diferencia de lo que yo sabía o creía saber, me dijo que esa había sido la
mejor época de su vida. La noche comenzó a anclar las estrellas en el río y con
una mirada triste y a la vez digna, pensó en voz alta “en 50 años mi país no
existirá más”.
23 de agosto de 2012.
Llevo días viajando en trenes
adormecidos por la idea de érase una vez el comunismo. “Vamos al este” dice el
maquinista marchando mientras los árboles montan la guardia del otro lado de la
ventana. A lo lejos, un huerto de girasoles frente a una fábrica derruida. Las
ovejas pastan de un campo verdísimo y yo emprendo junto con los rieles una
revolución silenciosa.
24 de agosto de 2012.
Hoy es mi último día en
Rumania. Estoy en una taberna de la vieja ciudad de Bucarest, que ahora tiene
como fondo la música de los Beatles.
Quizás el mundo no es tan grande como parece, cada quien tiene una dimensión
propia de él. Ha sido un viaje increíble y me encantó compartirlo ustedes,
sobre todo porque después de tanto añorar estas tierras, no puedo creer que
esté aquí, sentada en un viejo pedazo de madera que guardará mi historia en el
tiempo y la vida, por un momento, parece suficiente. No sé si alguna vez podré
acostumbrarme a una palabra tan misteriosa para decir helado o para desear
fortuna. Todo llega en el momento justo y para emprender un viaje al interior
de mí tuve que cruzar el Atlántico.
Beatriz Estrada Moreno (Ciudad de México, 1985). Estudió
Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de
la UNAM, donde tomó cursos de narrativa y guion cinematográfico. Tiene un
Diplomado en Escritura Creativa por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Ha
incursionado en la poesía, el cuento y la traducción, publicando en la revista
electrónica del Programa de Escritura Creativa (PEC) de la Universidad del
Claustro de Sor Juana y en Cuadrivio. Tradujo a Ion Minulescu para el Periódico
de Poesía de la UNAM y ha colaborado traduciendo a otros poetas rumanos y de
habla inglesa como Ana Blandiana y Anne Sexton. Algunos de sus poemas han sido
traducidos al rumano y ha publicado en la Revista Viața Basarabiei de la
Unión de Escritores Moldavos y Rumanos. Ejerce como internacionalista, actualmente
trabaja temas de seguridad e integración latinoamericana en la Cancillería
mexicana y cursa un Diplomado sobre Integración y Democracia en el Centro de
Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM.
Su blog es: www.bettychurris.blogspot.com
Felicidades a los dos. Me gusta todo. La idea del viaje. La voz poética. Las fotos. Ese mundo que fue y es.
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